Abril Chiro Tarrab
Comisión 07. Profesor: Santiago Castellano
Consigna: (... cómo entra la historia de la caza del alce en la historia principal, para qué está ahí, y cómo utiliza el narrador a los objetos para construir el escenario.
Individual. Primera escritura
La “Ley de la vida” escrita por Jack London, trata sobre un anciano, Kooskosh, perteneciente a una tribu, que es abandonado en el medio de la nieve, con un par de ramas secas que representan sus últimas horas de vida, ya que la comunidad debe seguir avanzando y migrar a otro lugar.
Este viejo hombre ya ha perdido casi por completo su visión, pero su oído todavía está agudizado, es así como va detectando lo que pasa a su alrededor, como una por una de las tiendas son recogidas, el sonido de las pieles congeladas entre sí, y las voces y pasos, que indica la partida de la tribu.
El hombre reflexiona sobre su posición, su muerte, siendo esta parte de un ciclo, en donde cumpla o no cumpla su función, el final será el mismo. Es así como las hojas en otoño caen, las ardillas se esconden para morir, las hormigas desaparecen en invierno. Esta, es la ley de la vida.
El hijo de Kooskosh se acerca para saludarlo por última vez antes de partir y el anciano se despide, proclamando estar bien y recordando la vez que él mismo abandonaba a su padre en la nieve para siempre.
Cuando los últimos pasos de la tribu ya casi sin inaudibles, Kooskosh prepara el fuego y comienza a recordar su vida.
Una escena en particular se proyecta desde sus recuerdos, la caza de un alce en manos de unos lobos, que presenció con su amigo cuando era un niño, antes de convertirse en el jefe de la tribu.
Estos seguían el rastro de un pobre y anciano alce, que al ser ya tan viejo no es capaz de seguirle el paso a sus hermanos. Al igual que Kooskosh ahora, que al no poder mantener el ritmo, se convierte en un peso para su comunidad, y es obligado a quedarse atrás.
Este alce es agobiante mente perseguido por unos lobos, quienes lo atormentan hasta el último momento, los niños sorprendidos, ven las huellas de un alce que no decide darse por vencido, y no una, ni dos, sino tres veces, logra volverse a levantar y escapar brevemente de su destino final.
Kooskosh dice “el alce ya había cumplido su motivo en la vida, pero no por eso significaba que había dejado de amarla.” Es así, como los niños presencian la escena final, en donde el alce es finalmente vencido, y su vida, arrebatada.
Es en ese momento en cuando el viejo hombre vuelve a su realidad, viendo como solo dos ramitas secas determinaban el tiempo que le quedaba. Es entonces, cuando escucha algo acercarse, y divisa un hocico, unos dientes puntiagudos y lenguas colgantes, como sombras grises, dispuestas a su alrededor.
Intenta defenderse de estas criaturas agitando la última rama encendida, los lobos se echan hacia atrás pero no se retiran.
Es entonces cuando Kooskosh se da cuenta, que está presenciando la escena final de la vida del alce.
Debe soltar la rama encendida, y dejarse vencer, ¿De qué servía seguir aferrándose a la vida?
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