miércoles, 29 de abril de 2020

Micro-cuentos como fábulas- Ambrose Bierce

Abril Chiro Tarrab
Comisión 07 - Santiago Castellano.
Consigna: Leer los micro-cuentos de Ambrose Bierce y de la Antología del cuento fantástico: elegir por lo menos uno de cada uno y fundamentar qué les atrajo y cómo está construida la narración.
Primera escritura.
Modalidad individual
MIcro- cuentos como fábulas
Cabe destacar, que a cada fábula elegida, se le ha inferido desde un punto o  desde otro figuras de animales que solemos caracterizar y diferenciar rápidamente con diversas ideas y adjetivos. 

 El León y el Ratón 
Un juez es advertido de la denuncia de un fiscal a un ladrón, este se dispone a darle cadena perpetua cuando el ladrón le implora libertad a cambio de devolverle el favor. El juez así lo hace, y poco tiempo después el ladrón ahora convertido en juez salva al otro, ahora convertido en ladrón. 
Esta fábula me llamó mucho la atención, porque creo además de dejar una moraleja aplicable para la vida en general, delata una visión política. 
Quien esta en el lugar de los justos, rápidamente pasa al lugar de los antes aborrecidos. La vida no es lineal, y la posición en la que hoy nos encontramos, probablemente no sea la misma que la de mañana.
A su vez, es sabido que los tan "adorados" jueces, suelen ser más peligrosos que los ladrones a los que juzgan, solo que estos, saben esconderse bajo la justicia.
 A su vez, cabe destacar que el título esta piadosamente elegido, dándole al juez la figura de un león, y al ladrón la figura de la presa, un ratón, resalta su característica animal, que muchas veces por alto solemos pasar. 

La Gata y el Joven 
En esta fábula, una gata se enamora de un joven y le pide a Venus que la convierta en mujer, para poder estar con él. Al hacerlo, ahora la mujer se cruza con un ratón y se espanta tanto, que ahuyenta al joven. 
Deja la moraleja de que, muchas veces, nos concentramos en cambiar para agradar, creemos que ciertos aspectos son los que nos impiden avanzar. Cuando en realidad, estos son parte de la vida, y al resolverlos, siempre apareserán otros nuevos que no pongan el camino "difícil", y esto, es parte de la vida. Sin obstáculos la vida no tiene gracia. 

La liebre y la tortuga
Trata sobre una tortuga que reta a una liebre a una carrera, con el fin de implicarle algún esfuerzo, que al parecer, la liebre nunca debe hacer.
En el camino la tortuga se topa con la liebre dormida, se apresura y llega a la meta para ganar la carrera. Ahí es cuando el Zorro le dice que la Liebre ha llegado hace mucho tiempo, pero ha vuelto al camino para darle ánimos a la tortuga.
Creo que este es un interesante giro a la tan conocida fábula original de la leibre y la tortuga, la cual trata de que el más hábil, dándo por sentado su victoria, se sienta a descansar y termina perdiendo la carrera.
En este caso se muestra otra faceta, a de la bondad de la liebre, y una tortuga que juzga por anticipado sin conocer a su oponente. 


martes, 28 de abril de 2020

Reescritura Microcuentos- En el alba y el atardecer.

Diferentes versiones inspiradas en el primer cuento, En el alba y el atardecer.

SHINRAN
Cuento realista, modificando el punto de vista.

Shinran ya no recordaba sus deberes como lo hacía antes, a las 7 de la mañana, ya no estaba seguro si debía regar las plantas del jardín u orar junto con sus compañeros en el templo, a veces veía su reflejo en el agua de la fuente del jardín, y dudaba si era el mismo el hombre reflejado. Ya no se concentraba como antes, no podía meditar como lo hacía, no sentía el calor abrazador que recorría su cuerpo en tiempos pasados. 
Había comenzado a dudar, de todo. 
Era una tarde lluviosa en  el templo de Wat Laung, en Laos. Los monjes hacían sus últimos quehaceres mientras se acercaba la hora del descanso. 
Shinran se dirigía al pequeño pueblo, que se encontraba a solo una cuadras, donde debía recoger unos encargos para la cena, cuando un niño se tropezó con el y cayó al piso.
El viejo monje permaneció en el suelo, observando al niño que, sin haberse percatado del hecho, corría tras una pelota. Se preguntó cuando había sido la última vez que había corrido de esa manera, que había sentido el viento sobre sus mejillas y la adrenalina sobre sus venas.
Hace días venía acarreando el peso de la insatisfacción. 
Alzó la mirada, allí se encontraba, la colina más alta de Luang Pragan. Cientos de veces había pensado en ella, y en esa carta que había llegado  a su puerta cuando tenía tan solo nueve años, para cambiar por completo el camino de su vida.
Cambió de rumbo y comenzó a subir las escaleras rumbo a la cima. Los minutos pasaban y a Shinran la costaba cada vez más respirar, pero no se detenía. 
¿Por qué le había hecho caso a esa carta? ¿Así era como Alá se comunicaba? ¿Era ese el tan conocido "llamado del cielo"? Y si así era, ¿Por qué no era feliz? 
Entonces las palabras de aquella carta resonaron en su cabeza como bombos, 
"Deberás dirigirte a la colina más alta, y cuando tus ideas tiemblen tanto como tus piernas, pararás de caminar."
Miró a su alrededor, había llegado a la cima. Por el horizonte, vio el atardecer como jamás lo había visto, sintió su calidez, notó sus colores naranja tiñiendo cada rincón, y la despedida de un día que nunca volvería a nacer. 
Era le final más hermoso que jamás había visto. 
Una sombra se vislumbraba a lo lejos, Shinran forzó su vista, y se reconoció. El mismo estaba caminando hacía ese sol perdido, tratando de recoger los últimos pedazos de día, negándose a un adiós, negándose a perder un segundo más de esa vida que ningún sentido había tenido.
Shinran se vió, su cuerpo yacía bajo la colina, sobre las piedras, destrozado por fuera pero nunca tan sano en su interior. 
Había saltado, ahora era libre. 
La carta se había equivocado, su camino no era el de Dios. 

EL SEÑOR SOL 
Género: terror 

He visto a humanos muy ilusos, humanos que viven creyendo que de su vida lograrán hacer algo bueno. Lo peor, es que estos se autodenominan seres pensantes, pero lo único que en realidad han logrado "hacer" de su vida, es sobrevivir. 
Y dentro de esta categoría, la de los sobrevivientes, puedo asegurarte que no son los dominantes ni mucho menos los más astutos, y que hay mucho, mucho más, de lo que ellos proclaman conocer. 
A ti, te ha tocado formar parte de esta especie, pero siéntete afortunado, porque he decidido que será tu última vida entre ellos. 
A lo largo de tu camino, sabrás elegir las mejores palabras, tomar las mejores decisiones y bañar de luz a aquellos que viven en la oscuridad. O eso creerás.
Un atardecer lluvioso, tus pies tomarán el rumbo correcto, como crees que lo han hecho siempre, te dirigirán al cementerio y, cuando llegue la desgraciada noche, comenzarás tu tarea, cavarás y cavarás hasta que llegue el alba, y en esta tumba te acostarás. 
Junto con el nuevo día, arrancará tu nueva vida.
Ahí verás, maldito ignorante, que no hay salida para lo que dentro tuyo hay, y que a veces, los terrores más grandes, las peores pesadillas e incluso los lugares más oscuros, residen y persisten, incluso cuando creemos haberlos tumbado debajo de la tierra, ocultos en la oscuridad.
Ni la mañana más hermosa, ni el sol mas abrazador, ni los rayos más potentes, aunque lo intenten, podrán borrar los trazos de una oscuridad oculta.

Y, maldito ignorante, reparte este mensaje a cada "ser pensante" que en tu vida te topes, así tu desdicha será compartida, y la raza humana, de a poco, exterminada. 
Att: el creador, el Señor Sol. 

lunes, 27 de abril de 2020

Nota de Lectura "Nueva tesis sobre el cuento"

En esta nueva tesis del cuento, Piglia se centra principalmente en los finales, el cierre de un cuento y el sentido que le aportan.
Remarca la certeza del final, a diferencia de la vacilación del comienzo. Es en el final donde la historia termina de cobrar sentido, y todos los hilos compuestos terminan de entrelazarse, el momento esperado por el lector.
Resalta la noción de oralidad que un cuento debe contemplar, citando a Borges "El arte de narrar gira sobre ese doble vínculo. Oír un relato que se pueda escribir, escribir un relato que se pueda contar en voz alta." Poniendo entre los primeros planos la posición del lector u oyente, y su posible construcción interna en torno al cuento.
A su vez se retoma la idea de la doble historia, donde existe una historia oculta que es descifrada al finalizar el cuento. "El arte de narrar se funda en la lectura equivocada de los signos" A través de la construcción de la historia, el lector se mantiene atento y, de cierta manera, iluso sin poder comprender las palabras, o mejor dicho signos, que el narrador pone en su disposición. "El arte de narrar es el arte de la percepción errada y de la distorsión". 
Esto se deduce en la posibilidad de una historia sin fin, uno interpreta los libros de la forma en la que interpreta la vida, queremos que la historia no tenga fin. Los finales pueden estar tajante mente maracados, pero como lectores y personas, reside en nuestro interior la esperanza de una continuación, la suposición de un "qué sucede después".
Creo que esta idea puede entenderse en el cuento "Subjuntivo" donde uno comienza leyendo de forma ilusa, con falta de entendimiento. Cuando el cuento llega a su fin, uno termina de entender y le surge la necesidad de una segunda lectura, ahora desde una perspectiva completamente diferente. Los signos siempre habían estado allí, solo que ocultos. Formando la estructura del "secreto" que Piglia describe. 
"Hay algo en el final que estaba en el origen y el arte de narrar consiste en postergarlo"


martes, 21 de abril de 2020

En el alba y el atardecer

Esta será tu última vida y, como Dios ha encomendado, serás un monje.
Deberás ser correcto y abstenerte de las tentaciones, tu guía sera el libro de Dios, allí encontrarás las respuestas a la vida, la muerte, el bien y el mal. No dudes en seguirlas.
Comenzarás tu tarea en el alba y la terminarás en el anochecer, tú sabrás cual será el indicado.
Cuando el día se acerque, te sentirás insatisfecho, quizá te preguntes si deberías haber hecho caso omiso a esta carta, quizá te preguntes si valió la pena, si el cielo hubiera sido más azul o la oscuridad más tenebrosa, si el amor hubiera sido más fuerte o más vacío. A pesar de esto, tus dudas ignorarás, ese es tu deber. ¿No es cierto?
Deberás dirigirte a la colina más alta, y cuando tus ideas tiemblen tanto como tus piernas, pararás de caminar. El sol se esconderá en el horizonte, y tú saltarás hacía el vacío.
Mientras lo hagas, lo entenderás. Ya no habrán mas dudas y tu corazón sanará.
Habrás hecho tu ultima ofrenda al Creador, tu alma. 

Subjuntivo Análisis- Abril Tarrab

Abril Chiro Tarrab
Comisión 07
Profesor, Santiago Castellano 
Individual
Primera escritura 
SUBJUNTIVO ANÁLISIS
Este cuento se presenta, como su título lo señala, de manera subjuntiva, como una suposición o posibilidad que a lo largo de nuestra lectura, vamos tratando de acompañar, con la interna duda de si lo leído se refiere o no, a una realidad.
El cuento comienza de esta manera, el narrador se presenta como un narrador externo en tercera persona, que se dirige al supuesto protagonista en segunda persona. 

La narración se construye en función de un hombre que aparentemente a perdido su memoria, una herramienta funcional para irle dando al lector la información de manera limitada, racionada, y así ir construyendo la segunda historia, que se encuentra por detrás de lo evidente, 

Este hombre recuerda las cosas como provenientes de un sueño, como lejanas y escasas de significado. Se cruza con logos de dragones ,que parecen recordarle algo.
Luego, un hombre supuesta mente llamado Subjuntivo, le encarga la misión de develar un suceso, proveyéndolo de una foto en donde se ven dos hombres. Él debe averiguar donde, cuando y por qué se encontraban allí. El protagonista va encontrando pistas y parece debelar el enigma.

Al final del texto, Subjuntivo le enseña al hombre una versión ampliada de la foto, en donde éste puede reconocerse a sí mismo, a punto de dispararle a estos dos hombres. 
En ese momento, se le entrega una carta que resulta ser el mismo texto que el lector se encuentra leyendo, y tanto el hombre como el lector descubren la segunda historia en el mismo momento.

El protagonista fue capturado por una banda, a la que pertenecían los hombres que el asesinó. Luego del hecho, el hombre a perdido su memoria, y es por esto que, al capturarlo, la banda decide estimular sus recuerdos para que muera teñido de culpa, y no en la inocencia. 
Así es, como el texto termina con la develación de la identidad del narrador, siendo el mismo Subjuntivo quien escribe. "Supongamos, finalmente, que yo solo he querido que cuando saque este revólver, dispare y te mate, a caso no sepas quien muera pero sí entiendas por qué".

lunes, 20 de abril de 2020

Espiral multicolor - Abril Tarrab

Abril Chiro Tarrab
Comisión 07
Profesor, Santiago Castellano 
Individual
Primera escritura  

 Espiral multicolor 
Creo que todos en algún momento nos sentimos atrapados en una espiral, de la cual no veíamos manera de escapar, nos encontrábamos moviendo para todos lados y llegando siempre al mismo lugar. 
La vida para mi, durante un largo tiempo, fue como una espiral. 
Por varios años estuve sumergida en una situación que no veía como en realidad era, y de esto no me culpo, ya que era demasiado chica como para cuestionarla. 
No se espera de un niño que nace en la tribu Sentinelense, una de las últimas existentes, que se cuestione su posición y creencias, el niño simplemente vive, amoldado a la situación que conoce. Y eso mismo hacía yo. 
Me tocó hacerme cargo de un familiar que en su momento no conocía su padecimiento, todos los días intentaba ayudarlo para que saliera adelante, que se levantara de la cama, que consiguiera un trabajo, que entendiera que en la vida hay que luchar y salir adelante, que la vida puede ser muy hermosa. Pero mis objetivos solo terminaban en frustración. 

No hace mucho tiempo, las vendas se cayeron de mis ojos, y la realidad me dio un golpe duro. Un golpe que me cambió la vida, y lo agradezco. 

A partir de entonces no solo pude desprenderme de esa situación, sino que empecé a vivir realmente para mi, me re descubrí.
Encontré una persona muy apasionada, independiente, impulsiva, decidida y con una energía increíble, que me lleva a estar en movimiento las 24hs del día. 
Ahí descubrí una de mis pasiones, que en realidad siempre había estado dentro mío, la música. Me reencontré con un compañero del jardín, que terminaría siendo mi novio y una de las personas que más me impulsan e inspiran en el día a día. 

Todo esto, sucedió cuando terminé la secundaria, en su momento ya tenia decidido estudiar Ciencias de la Comunicación, en mi escuela seguí la orientación de Medios, donde aprendí mucho sobre cine, televisión y radio. A esto quería y quiero dedicarme, pero por un momento todo se puso patas para arriba, cuando me di cuenta que lo que verdaderamente soñaba, era ser actriz. 
Así es, como desde hace un año, encontré lo que más feliz me hace, mi forma de expresarme y a lo que sin dudas quiero dedicarme el resto de mi vida, la actuación.
En menos de un año, participé en mi primer obra de teatro, y saqué mi primera canción, con ayuda de un grupo hermoso de personas que agradezco haber conocido.

Hoy estudio comunicación, teatro, baile y canto, muchas veces la gente no entiende como puedo dedicarme a todo a la vez, y a veces yo tampoco.
Mis familiares me recomiendan dedicarme al arte como un "hobbie" y concentrarme en la "verdadera carrera" de la facultad. 
Creo que eso es lo más difícil en la vida de un artista, conseguir la aceptación, hacerle entender a los otros, que lo que uno hace es su vida entera, y no encaja en la categoría de los pasatiempos.

Para muchos, estas opiniones les sacan su confianza y los hacen tambalear, pero yo tengo la suerte de ser una persona demasiado segura y decidida como para dejarme llevar por estos comentarios. 

Ya encontré la salida al espiral, o quizá sería mejor decir que le encontré la vuelta. Resulta que al final, solo hace falta correrse un poco de tu punto de partida, para ver una gama inagotable de colores, sensaciones, amores y pasiones, y aprovechar al máximo la espiral multicolor de la vida. 
Eso es algo que nunca voy a olvidar, ya que una vez que ves los colores, es muy difícil que vuelvas a la oscuridad. 

martes, 14 de abril de 2020

Suerte de un miserable- Abril Tarrab

Abril Chiro Tarrab
Comisión 07
Profesor, Santiago Castellano 
Individual
Primera escritura
Suerte de un miserable
La suerte parece ser lo que controla el destino de cada uno, una desgraciada sin criterio que va por la vida haciendo que algunos miserables vean como otros disfrutan de la ración más grande- pensaba Omar D´fonso mientras tomaba su café matutino en el hostel de Bellavista. 
Los días para Omar pasaban como páginas de un libro viejo, pegoteados unos con otros, con nada nuevo para decir y un olor repugnante que impregnaba su vida. 
Hacía tiempo que había dejado de soñar con algo más, se había dado cuenta que el esfuerzo no trae ningún fruto más que para aquellos crédulos que confían en el destino. Después de todo, trabajar en la ferretería no estaba tan mal, lo que sí estaba mal era Jaboco, su petulante hermano que todos los días le recordaba mediante un mensajito de texto que su vida era mejor que la suya, sus vacaciones con su esposa en Tailandia eran mejores que las que Omar pasaba en las playas artificiales de San Isidro y sus dos hijos inteligentes, que estudiaban en la mejor universidad de Buenos Aires, eran mejores que el pobre gato que lo acompañaba a él en sus siestas de domingo.
Ese día era el cumple años de ese desdichado, Omar prefería no ir, y comprarse unas empanadas en el bar de frente al hostel y disfrutarlas en silencio frente a la pequeña televisión de su cuarto. Ya estaba decidido, eran las siete de la tarde, volvía del trabajo cansado y con olor a metal, no pensaba ir a esa casa millonaria, gastar en el boleto del tren y mucho menos en un presente.
Se dirigío al bar, pero estaba cerrado, volvió al hotel y con un largo suspiro se echó sobre su cama. 
Se imaginaba a la familia de Jacobo, comiendo un salmón sin cocinar y riendo de banalidades al son de una banda de jazz contratada para entretener a los invitados. Quizá no estaría tan mal ir, después de todo hace mucho que no comía algo decente.
 Dos Mercedes-Benz adornaban la lujosa casa, dentro todo era como esperaba, gente con caros vestidos lo miraba con una mezcla de repudio y pena. A Omar quienes le daban pena eran ellos. 
Jacobo lo saluda con un fuerte abrazo cargado de hipocresía. Omar bien sabía que era la desdicha de la familia, y que nadie se alegraba de verlo allí. 
Josefina, la esposa de Jacobo, entró al jardín con una bandeja llena de frutos de mar, saluda a Omar quien le responde con una fría mirada a la par que se lleva groseramente un marisco a la boca. 
Era una noche fría en Buenos Aires y el viento traspasaba su fina ropa, por lo que decide acercarse al bar y servirse una copa de champgane para que le suba el calor. Luego se sirve otra y otra más. 
Omar entró a la casa, era estúpido la cantidad de lujos que la adornaban, la suerte sin dudas era una bola sin manijas que se desparramaba encima de los que menos la merecían. 
Con una botella de champagne en mano, se dirigió escaleras abajo, donde se encontró con el sótano.
Allí no llegaban los incasables murmullos de los invitados, aunque el frío parecía todavía alcanzarlo. Prendió la luz. No había nada más que unas cajas y un televisor viejo apoyado encima de estas, por  suerte los lujos no llegaban a invadir toda la casa. Al menos el ambiente le resultaba familiar, le recordaba a su cuarto de hotel, 
Estaba sentado en una de las polvorientas cajas cuando está se rompió. Omar se levantó precipitado y algo mareado. Al darse vuelta entendió, que la suerte llega en el momento menos esperado, te levanta de sopetón y te recuerda que, en el fondo,sí confiabas en ella. 
En la caja, muy prolijamente dispuestos habían lo que parecía ser más de 1 millón de dólares. 
A Omar se le cayó la botella de las manos, se quedó mirando los billetes como un perro mira la comida de su dueño, embobado. 
De repente reaccionó, y su expresión cambió por completo. agarró la caja la cubrió con su chaqueta de lana deshilachada, y fue escaleras arriba. No se preocupó en apagar la luz ni recoger la botella. 
La puerta de la casa estaba abierta, la suerte de los tontos les otorgaba una confianza desmedida, irracional.
Siguió el camino hacía la estación de tren, el sol comenzaba a asomar por el horizonte, cuando el ringtone de su celular le despertó de su ensimismamiento. Jacobo. ¿Para qué lo llamaba? ¿Acaso quería saber dónde estaba? Incrédulo no sabía que le acababa de robar una fortuna, ignoraba el acto de justicia que Omar acababa de ejercer. Atendió. 
- Omar tengo una mala noticia que quería darte pero veo que ya te has ido - exclamó Jacobo
Omar perteneció en silencio 
- La tía falleció hace unos días, el cáncer ganó la batalla.- declaró
 - Lo siento. - respondió Omar, inmutable. 
- La tía era propietaria de una importante casa en Colegiales, nosotros somos los únicos herederos... - Jacobo esperó una respuesta.- He decidido dejarla a tu nombre, sé que la necesitas mucho más que yo. A pesar de todo, eres un buen hermano y... te aprecio. 
Omar cortó la llamada, el tren se acercaba. 
La suerte por fin le había tocado la puerta, la verdadera suerte, la que parece justiciera pero es puro engaño, él ya no la merecía. él era un miserable. 
Dejó la caja sobre la estación y se arrojó a las vías, un segundo después el tren le pasó por encima, quitándole la vida y la maldita suerte. 













sábado, 11 de abril de 2020

Análisis de "Juguetes" Osvaldo Soriano - Abril Tarrab

Abril Chiro Tarrab
Comisión 07
Profesor, Santiago Castellano 
Individual
Primera escritura

Análisis de "Juguetes"
Este cuento de Osvaldo Soriano tiene la característica de ser una suerte de autobiografía, En él, siguiendo el análisis de Ricardo Piglia en "La Teoría de los Cuentos", se pueden identificar dos historias. 
Por un lado se encuentra la historia superficial, la que uno asimila fácilmente mientras va leyendo. En esta se presenta una disconformidad por parte del niño, quien tiene un padre que no puede otorgarle todo lo que el desea, camiones de lata, pelotas, trompos y muñecas, y en cambio recibe juguetes manualmente fabricados. Este deseo parece ser cubierto por parte del gobierno Peronista de la época, quien entrega juguetes a los niños más necesitados. 
El padre de Soriano repudia al peronismo y no permite que su hijo reciba los juguetes ya que lo  considera como una humillación, pero Osvaldo representa la figura de un niño peronista, embelesado por la figura tan poderosa y aparentemente invencible de Perón, a escondidas el lo idolatra, guarda figuras, posters, y su confianza en el general llega a tal punto que hasta le escribe una carta en pedido de los juguetes que no había podido recibir. 
Mientras que el padre se lamenta y junta centavo por centavo para poder comprar su cámara Leica que tanto desea. 
Por el otro lado se vislumbra la historia profunda, en donde la figura de Perón disputa la paternidad del niño Osvaldo con su porpio padre legítimo. Cubriendo lo que éste no le puede otorgar. El nivel de detalle en el que el autor describe los sentimientos del chico por el general, delatan esta idea.  Osvaldo al relatar la historia, deja ver la culpa que siente por no haber valorado a su padre y lo que tenía para ofrecerle,  y esta es la verdadera historia oculta, el motivo por el cual Osvaldo escribe este cuento, la culpa. 
Finalmente el relato recalca esta idea al terminar al igual que como empezó, Osvaldo recordando melancólicamente el regalo de su padre, mientras que este llora por haber perdido la Leica que tanto le había costado conseguir. 

miércoles, 8 de abril de 2020

Recuerdos latentes - Abril Tarrab

Abril Chiro Tarrab
Comisión 07
Profesor, Santiago Castellano 
Individual
Primera escritura
Recuerdos Latentes
Recuerdo el día en el que encontré una caja llena de libros en la casa de mi abuela, cubiertos de polvo, todos estaban bajo el título de "Robin Hood". A partir de ese día los libros se transformaron en un pasaje para mi, un pasaje a un mundo fantástico, donde podía conocer personas de distintas épocas, ser su amiga, encariñarme o incluso protagonizarlos. Cada vez que agarro uno de los pocos libros de la saga que todavía conservo, su olor me transporta automáticamente a mis 9 años, sentada en la cocina de mi abuela, puedo olor el mate cocido en la mesa y el pan caliente que viene desde la cocina. 
En esos momentos yo quería ser escritora. 
"El Psicoanalista" fue sin dudas un antes y un después para mi, este libro me abrió las puertas al universo de los thrillers, novelas psicológicas y de suspenso, ahora mis géneros favoritos. Me acuerdo mis noches entregada completamente a la lectura de este libro, al final de mi primaria. Recuerdo que lo llevaba en mi mochila a todos lados, para en cada momento libre, en el subte, esperando a mi mamá en el banco o donde sea, poder avanzar. Gracias a este conocí a autores como Stephen KIng o Sebastian Fitzek. 
Recordando libros y momentos, no puedo evitar mencionar a Khaled Hosseini, el primer libro que leí de él fue "Mil Soles Espléndidos", la historia me llego a lo mas profundo, nunca había leído una historia tan real y tan distante a lo que para mi es la realidad, a la vez. El libro encarna por completo una cultura, una manera de vivir que me dejó en busca de más, así fue como leí "Cometas en el Cielo". Uno de mis libros favoritos, que me llenó de lágrimas y conocimiento. 
El interés por las diferentes culturas se transformó en interés por la filosofía, en donde el libro "El mundo de Sofía" marcó un camino importante. La claridad de las explicaciones, entramadas en una historia un tanto mágica, hacen que sea imposible que uno no quiera aventurarse en la lectura. 
Este combinación de géneros, autores, páginas y momentos me acompañó en lo que hoy entiendo del mundo, en conocer diferentes miradas de una misma cosa y me alentó en la constante búsqueda de conocer algo mas. 
Hoy siempre hay un libro que me acompaña en mi mochila, formando un nuevo recuerdo, que espero, quede tan latente como el resto. 

En busca de una autobiografía- Abril Tarrab

Abril Chiro Tarrab
Comisión 07
Profesor, Santiago Castellano 
Individual
Primera escritura
EN BUSCA DE UNA AUTOBIOGRAFÍA
En su autobiografía, Ricardo Piglia relata su vida a través de una detallada lista de los libros que leyó, y lo que estos significaron para él. Reconstruyendo el camino que lo llevó a hoy, ser escritor. 
Lo particular de su procedimiento, es que cuenta cómo escribiría su autobiografía, los temas que serían su hilo conductor, "Los libros de su vida". 
"... Cómo he leído alguno de mis libros podría ser el título de mi autobiografía (si la escribiera)". dice Piglia. Así es como narra sus propios pensamientos en la construcción de una autobiografía, mientras esos mismos, la construyen. 
Intenta repetir con exactitud los escenarios, el tiempo, las conversaciones y circunstancias que han acompañado el camino de su vida: los libros. 
El otro aspecto muy particular de Piglia, es su constante alusión a un tal Renzi, que aparece en casi todos sus textos, pero donde más llama la atención su presencia es en este, en su propia autobiografía. Renzi es el protagonista de sus propia vida, y cuenta en 3ra persona lo que Piglia vivió o sintió. Creo que es un recurso que utiliza Ricardo Piglia, para esconderse en otra figura, pero estar presente, tratando así de esconder su subjetividad, pero a la vez haciéndola más visible. La figura de Renzi, es lo que podría llamarse, su alter ego. 
A diferencia de este, Stephen King hace una especie de génesis de su camino en la escritura, habla de su infancia sin pelos en la lengua. Narra los hechos de la misma manera que lo hubiera hecho tiempo atrás, siendo niño. Por ejemplo, los pedos que su niñera Eula-Beulah, a quien nombra así porque no logra recordar exactamente como era su nombre, le lanzaba en la cara para molestarlo. No intenta analizar la conducta de la adolescente, ni como podría repercutir en un niño, simplemente narra como lo hubiera hecho de chico. 
Esta forma llama mucho la atención en el lector, porque genera cercanía, utiliza modos y un lenguaje que cualquiera podría entender y sentirse identificado en una primera lectura. 
Sin embargo hay momentos en donde su visión actual de los hechos es aclarada, dándole la visión adulta necesaria para terminar de entender su historia. Como cuando dice, "Mi madre me los pagaba a veinticinco centavos y se los mandaba a sus cuatro hermanas, que a mi juicio le tenían cierta lástima (..) Quería demostrar que al menos era un bebé con talento."
Stephen lo titula "Curriculum Vitae" y no es un detalle menor, insiste en que lo que el ha escrito, no es una autobiografía, sino más bien un "curriculum" cuyo objetivo es explicar la formación de un escritor. 
Finalmente cierra con algo conmovedor, que hace emocionar al lector e imaginar a un Stephen de chico, emocionado por el detalle de su madre, quien lo incentiva en su escritura comprando sus libros a 25 centavos. 




martes, 7 de abril de 2020

"La loca y el relato del crimen" un relato sin fin.

Abril Chiro Tarrab
Comisión 07
Profesor, Santiago Castellano 
Individual
Primera escritura

La loca y el relato del crimen, de Ricardo Piglia

I

Gordo, difuso, melancólico, el traje de filafil verde nilo flotándole en el cuerpo, Almada salió ensayando un aire de secreta euforia para tratar de borrar su abatimiento. Las calles se aquietaban ya; oscuras y lustrosas bajaban con un suave declive y lo hacían avanzar plácidamente, sosteniendo el ala del sombrero cuando el viento del río le tocaba la cara. En ese momento las coperas entraban en el primer turno. A cualquier hora hay hombres buscando una mujer, andan por la ciudad bajo el sol pálido, cruzan furtivamente hacia los dancings que en el atardecer dejan caer sobre la ciudad una música dulce. Almada se sentía perdido, lleno de miedo y de desprecio. Con el desaliento regresaba el recuerdo de Larry: el cuerpo distante de la mujer, blando sobre la banqueta de cuero, las rodillas abiertas, el pelo rojo contra las lámparas celestes del New Deal. Verla de lejos, a pleno día, la piel gastada, las ojeras, vacilando contra la luz malva que bajaba del cielo: altiva, borracha, indiferente, como si él fuera una planta o un bicho. “Poder humillarla una vez”, pensó.
“Quebrarla en dos para hacerla gemir y entregarse.”
En la esquina, el local del New Deal era una mancha ocre, corroída, más pervertida aun bajo la neblina de las seis de la tarde. Parado enfrente, retacón, ensimismado, Almada encendió un cigarrillo y levantó la cara como buscando en el aire el perfume maligno de Larry. Se sentía fuerte ahora, capaz de todo, capaz de entrar al cabaret y sacarla de un brazo y cachetearla hasta que obedeciera. “Años que quiero levantar vuelo”, pensó de pronto. “Ponerme por mi cuenta en Panamá, Quito, Ecuador.” En un costado, tendida en un zaguán, vio el bulto sucio de una mujer que dormía envuelta en trapos. Almada la empujó con un pie.
—Che, vos —dijo.
La mujer se sentó tanteando el aire y levantó la cara como enceguecida.
—¿Cómo te llamás? —dijo él.
—¿Quién?
—Vos. ¿O no me oís?
—Echevarne Angélica Inés —dijo ella, rígida—. Echevarne Angélica Inés, que me dicen Anahí.
—¿Y qué hacés acá?
—Nada —dijo ella—. ¿Me das plata?
—Ahá, ¿querés plata?
—La mujer se apretaba contra el cuerpo un viejo sobretodo de varón que la envolvía como una túnica.
—Bueno —dijo él—. Si te arrodillás y me besás los pies te doy mil pesos.
—¿Eh?
—¿Ves? Mirá —dijo Almada agitando el billete entre sus deditos mochos—. Te arrodillás y te lo doy.
—Yo soy ella, soy Anahí. La pecadora, la gitana.
—¿Escuchaste? —dijo Almada—. ¿O estás borracha?
—La macarena, ay macarena, llena de tules —cantó la mujer y empezó a arrodillarse contra los trapos que le cubrían la piel hasta hundir su cara entre las piernas de Almada. Él la miró desde lo alto, majestuoso, un brillo húmedo en sus ojitos de gato.
—Ahí tenés. Yo soy Almada —dijo y le alcanzó el billete—. Comprate perfume.
—La pecadora. Reina y madre —dijo ella—. No hubo nunca en todo este país un hombre más hermoso que Juan Bautista Bairoletto, el jinete.
Por el tragaluz del dancing se oía sonar un piano débilmente, indeciso. Almada cerró las manos en los bolsillos y enfiló hacia la música, hacia los cortinados color sangre de la entrada.
—La macarena, ay macarena —cantaba la loca—. Llena de tules y sedas, la macarena, ay, llena de tules —cantó la loca.
Antúnez entró en el pasillo amarillento de la pensión de Viamonte y Reconquista, sosegado, manso ya, agradecido a esa sutil combinación de los hechos de la vida que él llamaba su destino. Hacía una semana que vivía con Larry. Antes se encontraban cada vez que él se demoraba en el New Deal sin elegir o querer admitir que iba por ella; después, en la cama, los dos se usaban con frialdad y eficacia, lentos, perversamente.
Antúnez se despertaba pasado el mediodía y bajaba a la calle, olvidado ya del resplandor agrio de la luz en las persianas entornadas. Hasta que al fin una mañana, sin nada que lo hiciera prever, ella se paró desnuda en medio del cuarto y como si hablara sola le pidió que no se fuera.
Antúnez se largó a reír: “¿Para qué?”, dijo. “¿Quedarme?”, dijo él, un hombre pesado, envejecido. “¿Para qué?”, le había dicho, pero ya estaba decidido, porque en ese momento empezaba a ser consciente de su inexorable decadencia, de los signos de ese fracaso que él había elegido llamar su destino. Entonces se dejó estar en esa pieza, sin nada que hacer salvo asomarse al balconcito de fierro para mirar la bajada de Viamonte y verla venir, lerda, envuelta en la neblina del amanecer. Se acostumbró al modo que tenía ella de entrar trayendo el cansancio de los hombres que le habían pagado copas y arrimarse, como encandilada, para dejar la plata sobre la mesa de luz. Se acostumbró también al pacto, a la secreta y querida decisión de no hablar del dinero, como si los dos supieran que la mujer pagaba de esa forma el modo que tenía él de protegerla de los miedos que de golpe le daban de morirse o de volverse loca.
“Nos queda poco de juego, a ella y a mí”, pensó llegando al recodo del pasillo, y en ese momento, antes de abrir la puerta de la pieza supo que la mujer se le había ido y que todo empezaba a perderse. Lo que no pudo imaginar fue que del otro lado encontraría la desdicha y la lástima, los signos de la muerte en los cajones abiertos y los muebles vacíos, en los frascos, perfumes y polvos de Larry tirados por el suelo; la despedida o el adiós escrito con rouge en el espejo del ropero, como un anuncio que hubiera querido dejarle la mujer antes de irse.
Vino él vino Almada vino a llevarme sabe todo lo nuestro vino al cabaret y es como un bicho una basura oh dios mío andate por favor te lo pido salvate vos Juan vino a buscarme esta tarde es una rata olvidame te lo pido olvidame como si nunca hubiera estado en tu vida yo Larry por lo que más quieras no me busques porque él te va a matar.
Antúnez leyó las letras temblorosas, dibujadas como una red en su cara reflejada en la luna del espejo.

II

A Emilio Renzi le interesaba la lingüística pero se ganaba la vida haciendo bibliográficas en el diario El Mundo.: haber pasado cinco años en la Facultad especializándose en la fonología de Trubetzkoi y terminar escribiendo reseñas de media página sobre el desolado panorama literario nacional era sin duda la causa de su melancolía, de ese aspecto concentrado y un poco metafísico que lo acercaba a los personajes de Roberto Arlt.
El tipo que hacía policiales estaba enfermo la tarde en que la noticia del asesinato de Larry llegó al diario. El viejo Luna decidió mandar a Renzi a cubrir la información porque pensó que obligarlo a mezclarse en esa historia de putas baratas y cafishios le iba a hacer bien. Habían encontrado a la mujer cosida a puñaladas a la vuelta del New Deal; el único testigo del crimen era una pordiosera medio loca que decía llamarse Angélica Echevarne. Cuando la encontraron acunaba el cadáver como si fuera una muñeca y repetía una historia incomprensible. La policía detuvo esa misma mañana a Juan Antúnez, el tipo que vivía con la copera, y el asunto parecía resuelto.
—Tratá de ver si podés inventar algo que sirva —le dijo el viejo Luna—. Andate hasta el Departamento que a las seis dejan entrar al periodismo.
En el Departamento de policía Renzi encontró a un solo periodista, un tal Rinaldi, que hacía crímenes en el diario La prensa. El tipo era alto y tenía la piel esponjosa, como si recién hubiera salido del agua. Los hicieron pasar a una salita pintada de celeste que parecía un cine: cuatro lámparas alumbraban con una luz violenta una especie de escenario de madera. Por allí sacaron a un hombre altivo que se tapaba la cara con las manos esposadas: enseguida el lugar se llenó de fotógrafos que le tomaron instantáneas desde todos los ángulos. El tipo parecía flotar en una niebla y cuando bajó las manos miró a Renzi con ojos suaves.
—Yo no he sido —dijo—. Ha sido el gordo Almada, pero a ése lo protegen de arriba.
Incómodo, Renzi sintió que el hombre le hablaba sólo a él y le exigía ayuda.
—Seguro fue éste —dijo Rinaldi cuando se lo llevaron—.
Soy capaz de olfatear un criminal a cien metros: todos tienen la misma cara de gato meado, todos dicen que no fueron y hablan como si estuvieran soñando.
—Me pareció que decía la verdad.
—Siempre parecen decir la verdad. Ahí está la loca. La vieja entró mirando la luz y se movió por la tarima con un leve balanceo, como si caminara atada. En cuanto empezó a oírla.
Renzi encendió su grabador.
—Yo he visto todo he visto como si me viera el cuerpo todo por dentro los ganglios las entrañas el corazón que pertenece que perteneció y va a pertenecer a Juan Bautista Bairoletto el jinete por ese hombre le estoy diciendo váyase de aquí enemigo mala entraña o no ve que quiere sacarme la piel a lonjas y hacer visos encajes ropa de tul trenzando el pelo de la Anahí gitana la macarena, ay macarena una arrastrada sos no tenés alma y el brillo en esa mano un pedernal tomo ácido te juro si te acercás tomo ácido pecadora loca de envidia porque estoy limpia yo de todo mal soy una santa Echevarne Angélica Inés que me dicen Anahí tenía razón Hitler cuando dijo hay que matar a todos los entrerrianos soy bruja y soy gitana y soy la reina que teje un tul hay que tapar el brillo de esa mano un pedernal, el brillo que la hizo morir por qué te sacas el antifaz mascarita que me vio o no me vio y le habló de ese dinero Madre María Madre María en el zaguán Anahí fue gitana y fue reina y fue amiga de Evita Perón y dónde está el purgatorio si no estuviera en Lanús donde llevaron a la virgen con careta en esa máquina con un moño de tul para taparle la cara que la he tenido blanca por la inocencia.
—Parece una parodia de Macbeth —susurró, erudito, Rinaldi—. Se acuerda ¿no? El cuento contado por un loco que nada significa.
—Por un idiota, no por un loco —rectificó Renzi—. Por un idiota. ¿Y quién le dijo que no significa nada?
La mujer seguía hablando de cara a la luz.
—Por qué me dicen traidora sabe por qué le voy a decir porque a mí me amaba el hombre más hermoso en esta tierra Juan Bautista Bairoletto jinete de poncho inflado en el aire es un globo un globo gordo que flota bajo la luz amarilla no te acerqués si te acercás te digo no me toqués con la espada porque en la luz es donde yo he visto todo he visto como si me viera el cuerpo todo por dentro los ganglios las entrañas el corazón que perteneció que pertenece y que va a pertenecer.
—Vuelve a empezar —dijo Rinaldi.
—Tal vez está tratando de hacerse entender. —¿Quién?
¿Esa? Pero no ve lo rayada que está —dijo mientras se levantaba de la butaca—. ¿Viene?
—No. Me quedo.
—Oiga viejo. ¿No se dio cuenta que repite siempre lo mismo desde que la encontraron?
—Por eso —dijo Renzi controlando la cinta del grabador—.
Por eso quiero escuchar: porque repite siempre lo mismo.
Tres horas más tarde Emilio Renzi desplegaba sobre el sorprendido escritorio del viejo Luna una transcripción literal del monólogo de la loca, subrayado con lápices de distintos colores y cruzado de marcas y de números.
—Tengo la prueba de que Antúnez no mató a la mujer. Fue otro, un tipo que él nombró, un tal Almada, el gordo Almada.
—¿Qué me contás? —dijo Luna, sarcástico—. Así que Antúnez dice que fue Almada y vos le creés.
—No. Es la loca que lo dice; la loca que hace diez horas repite siempre lo mismo sin decir nada. Pero precisamente porque repite lo mismo se la puede entender. Hay una serie de reglas en lingüística, un código que se usa para analizar el lenguaje psicótico.
—Decime pibe —dijo Luna lentamente—. ¿Me estás cargando?
—Espere, déjeme hablar un minuto. En un delirio el loco repite, o mejor, está obligado a repetir ciertas estructuras verbales que son fijas, como un molde ¿se da cuenta? un molde que va llenando con palabras. Para analizar esa estructura hay 36 categorías verbales que se llaman operadores lógicos. Son como un mapa, usted los pone sobre lo que dicen y se da cuenta que el delirio está ordenado, que repite esas fórmulas. Lo que no entra en ese orden, lo que no se puede clasificar, lo que sobra, el desperdicio, es lo nuevo: es lo que el loco trata de decir a pesar de la compulsión repetitiva. Yo analicé con ese método el delirio de esa mujer. Si usted mira va a ver que ella repite una cantidad de fórmulas, pero hay una serie de frases, de palabras que no se pueden clasificar, que quedan fuera de esa estructura. Yo hice eso y separé esas palabras y ¿qué quedó? —dijo Renzi levantando la cara para mirar al viejo Luna—. ¿Sabe qué queda? Esta frase: El hombre gordo la esperaba en el zaguán y no me vio y le habló de dinero y brilló esa mano que la hizo morir. ¿Se da cuenta? — remató Renzi, triunfal—. El asesino es el gordo Almada.
El viejo Luna lo miró impresionado y se inclinó sobre el papel.
—¿Ve? —insistió Renzi—. Fíjese que ella va diciendo esas palabras, las subrayadas en rojo, las va diciendo entre los agujeros que se puede hacer en medio de lo que está obligada a repetir, la historia de Bairoletto, la virgen y todo el delirio. Si se fija en las diferentes versiones va a ver que las únicas palabras
que cambian de lugar son esas con las que ella trata de contar lo que vio.
—Che, pero qué bárbaro. ¿Eso lo aprendiste en la Facultad?
—No me joda.
—No te jodo, en serio te digo. ¿Y ahora qué vas a hacer con todos estos papeles? ¿La tesis?
—¿Cómo qué voy a hacer? Lo vamos a publicar en el diario.
El viejo Luna sonrió como si le doliera algo.
—Tranquilizate pibe. ¿O te pensás que este diario se dedica a la lingüística?
—Hay que publicarlo ¿no se da cuenta? Así lo pueden usar los abogados de Antúnez. ¿No ve que ese tipo es inocente?
—Oíme, el tipo ese está cocinado, no tiene abogados, es un cafishio, la mató porque a la larga siempre terminan así las locas esas. Me parece fenómeno el jueguito de palabras, pero paramos acá. Hacé una nota de cincuenta líneas contando que a la mina la mataron a puñaladas.
—Escuche, señor Luna —lo cortó Renzi—. Ese tipo se va a pasar lo que le queda de vida metido en cana.
—Ya sé. Pero yo hace treinta años que estoy metido en este negocio y sé una cosa: no hay que buscarse problemas con la policía. Si ellos te dicen que lo mató la Virgen María, vos escribís que lo mató la Virgen María.
—Está bien —dijo Renzi juntando los papeles—. En ese caso voy a mandarle los papeles al juez.
—Decíme ¿vos te querés arruinar la vida? ¿Una loca de testigo para salvar a un cafishio? ¿Por qué te querés mezclar?
—En la cara le brillaban un dulce sosiego, una calma que nunca le había visto—. Mirá, tomate el día franco, andá al cine, hacé lo que quieras, pero no armés lío. Si te enredás con la policía te echo del diario.
Renzi se sentó frente a la máquina y puso un papel en blanco. Iba a redactar su renuncia; iba a escribir una carta al juez. Por las ventanas, las luces de la ciudad parecían grietas en la oscuridad. Prendió un cigarrillo y estuvo quieto, pensando en Almada, en Larry, oyendo a la loca que hablaba de Bairoletto. Después bajo la cara y se largó a escribir casi sin pensar, como si alguien le dictara:
Gordo, difuso, melancólico, el traje de filafil verde nilo flotándole en el cuerpo —empezó a escribir Renzi—, Almada salió ensayando un aire de secreta euforia para tratar de borrar su abatimiento.


Un relato sin fin
Este cuento de Ricardo Piglia me llamó particularmente la atención por su constante cambio de perspectiva, lo que le aporta al lector la sensación de conocer la historia en profundidad. A su vez pertenece al genero Thriller, al tratarse de un crimen, el cual es mi género literario favorito.
 A primera lectura el relato es difuso y un tanto extraño, el lector se encuentra un poco confundido con la figura de este hombre vago, nostálgico y un tanto siniestro quien recuerda a su amada Larry pasando por un cabaret y de camino se cruza con una loca que dice llamarse Anahí.
Luego pasa al personaje de Antúnez como protagonista, la actual pareja de Larry, y el relato cada vez se vuelve más completo. La escena comienza a ponerse un tanto turbia cuando se encuentra con una despedida y advertencia escrita con rouge en un espejo, es de Larry, y dice que Almada la ha encontrado y que ahora él debe olvidarse de ella y escapar para salvar su vida. 
El relato da un tercer giro cuando pasa a Emilio Renzi, un hombre desolado que trabaja para un diario y le toca cubrir un policial, el crimen de la joven Larry. 
En este momento todos los "cables" se conectan, y las tres perspectivas quedan a nuestro servicio para conectar los puntos de la historia. 
Renzi entrevista a la loca, y logra decodificar su aparente relato sin sentido, descifrando que quien la ha matado es Almada, y no su pareja Antúnez como la policía lo declara. 
Emilio se ve amenazado por su jefe a atenerse al relato de la policía, y queda así ante la espada y la pared, con el conocimiento de la inocencia de Antúnez, quien pasaría sus días en la cárcel, y la posibilidad de perder su trabajo. 
Acá es cuando la historia de una última e impecable vuelta de tuerca, enseñando que quien ha escrito la historia, es el propio Renzi, siendo su salida para contar la verdad sin poner en juego su trabajo. 
El relato termine da la misma forma en la que ha empezado "Gordo, difuso, melancólico, el traje de filafil verde nilo flotándole en el cuerpo —empezó a escribir Renzi—, Almada salió ensayando un aire de secreta euforia para tratar de borrar su abatimiento."
Siendo el perfecto final que nos obliga a comenzar la historia de cero, pero esta vez con una perspectiva diferente, sabiendo que leemos le relato de alguien que se vio obligado a callar. 





Presentación Abril Tarrab


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