martes, 14 de abril de 2020

Suerte de un miserable- Abril Tarrab

Abril Chiro Tarrab
Comisión 07
Profesor, Santiago Castellano 
Individual
Primera escritura
Suerte de un miserable
La suerte parece ser lo que controla el destino de cada uno, una desgraciada sin criterio que va por la vida haciendo que algunos miserables vean como otros disfrutan de la ración más grande- pensaba Omar D´fonso mientras tomaba su café matutino en el hostel de Bellavista. 
Los días para Omar pasaban como páginas de un libro viejo, pegoteados unos con otros, con nada nuevo para decir y un olor repugnante que impregnaba su vida. 
Hacía tiempo que había dejado de soñar con algo más, se había dado cuenta que el esfuerzo no trae ningún fruto más que para aquellos crédulos que confían en el destino. Después de todo, trabajar en la ferretería no estaba tan mal, lo que sí estaba mal era Jaboco, su petulante hermano que todos los días le recordaba mediante un mensajito de texto que su vida era mejor que la suya, sus vacaciones con su esposa en Tailandia eran mejores que las que Omar pasaba en las playas artificiales de San Isidro y sus dos hijos inteligentes, que estudiaban en la mejor universidad de Buenos Aires, eran mejores que el pobre gato que lo acompañaba a él en sus siestas de domingo.
Ese día era el cumple años de ese desdichado, Omar prefería no ir, y comprarse unas empanadas en el bar de frente al hostel y disfrutarlas en silencio frente a la pequeña televisión de su cuarto. Ya estaba decidido, eran las siete de la tarde, volvía del trabajo cansado y con olor a metal, no pensaba ir a esa casa millonaria, gastar en el boleto del tren y mucho menos en un presente.
Se dirigío al bar, pero estaba cerrado, volvió al hotel y con un largo suspiro se echó sobre su cama. 
Se imaginaba a la familia de Jacobo, comiendo un salmón sin cocinar y riendo de banalidades al son de una banda de jazz contratada para entretener a los invitados. Quizá no estaría tan mal ir, después de todo hace mucho que no comía algo decente.
 Dos Mercedes-Benz adornaban la lujosa casa, dentro todo era como esperaba, gente con caros vestidos lo miraba con una mezcla de repudio y pena. A Omar quienes le daban pena eran ellos. 
Jacobo lo saluda con un fuerte abrazo cargado de hipocresía. Omar bien sabía que era la desdicha de la familia, y que nadie se alegraba de verlo allí. 
Josefina, la esposa de Jacobo, entró al jardín con una bandeja llena de frutos de mar, saluda a Omar quien le responde con una fría mirada a la par que se lleva groseramente un marisco a la boca. 
Era una noche fría en Buenos Aires y el viento traspasaba su fina ropa, por lo que decide acercarse al bar y servirse una copa de champgane para que le suba el calor. Luego se sirve otra y otra más. 
Omar entró a la casa, era estúpido la cantidad de lujos que la adornaban, la suerte sin dudas era una bola sin manijas que se desparramaba encima de los que menos la merecían. 
Con una botella de champagne en mano, se dirigió escaleras abajo, donde se encontró con el sótano.
Allí no llegaban los incasables murmullos de los invitados, aunque el frío parecía todavía alcanzarlo. Prendió la luz. No había nada más que unas cajas y un televisor viejo apoyado encima de estas, por  suerte los lujos no llegaban a invadir toda la casa. Al menos el ambiente le resultaba familiar, le recordaba a su cuarto de hotel, 
Estaba sentado en una de las polvorientas cajas cuando está se rompió. Omar se levantó precipitado y algo mareado. Al darse vuelta entendió, que la suerte llega en el momento menos esperado, te levanta de sopetón y te recuerda que, en el fondo,sí confiabas en ella. 
En la caja, muy prolijamente dispuestos habían lo que parecía ser más de 1 millón de dólares. 
A Omar se le cayó la botella de las manos, se quedó mirando los billetes como un perro mira la comida de su dueño, embobado. 
De repente reaccionó, y su expresión cambió por completo. agarró la caja la cubrió con su chaqueta de lana deshilachada, y fue escaleras arriba. No se preocupó en apagar la luz ni recoger la botella. 
La puerta de la casa estaba abierta, la suerte de los tontos les otorgaba una confianza desmedida, irracional.
Siguió el camino hacía la estación de tren, el sol comenzaba a asomar por el horizonte, cuando el ringtone de su celular le despertó de su ensimismamiento. Jacobo. ¿Para qué lo llamaba? ¿Acaso quería saber dónde estaba? Incrédulo no sabía que le acababa de robar una fortuna, ignoraba el acto de justicia que Omar acababa de ejercer. Atendió. 
- Omar tengo una mala noticia que quería darte pero veo que ya te has ido - exclamó Jacobo
Omar perteneció en silencio 
- La tía falleció hace unos días, el cáncer ganó la batalla.- declaró
 - Lo siento. - respondió Omar, inmutable. 
- La tía era propietaria de una importante casa en Colegiales, nosotros somos los únicos herederos... - Jacobo esperó una respuesta.- He decidido dejarla a tu nombre, sé que la necesitas mucho más que yo. A pesar de todo, eres un buen hermano y... te aprecio. 
Omar cortó la llamada, el tren se acercaba. 
La suerte por fin le había tocado la puerta, la verdadera suerte, la que parece justiciera pero es puro engaño, él ya no la merecía. él era un miserable. 
Dejó la caja sobre la estación y se arrojó a las vías, un segundo después el tren le pasó por encima, quitándole la vida y la maldita suerte. 













1 comentario:

  1. Para Abril Chiro Tarrab: La primera sensación que me genera tu blog es prolijidad. En mi opinión, pienso que el estilo y diseño del blog lo define cada tallerista a su medida, ya que refleja su personalidad. Por otro lado, en tus textos encuentro a alguien que busca escribir sus relatos lo mejor posible, veo a una persona luchadora, responsable, cumplidora y superadora. Tal vez, una sugerencia que se me ocurre sería que te animes a pensar un título creativo para cambiar un poco y poder distinguir mejor los blogs. Por ejemplo, en mi caso, puse una frase sobre el arte de escribir.
    El cuento “Suerte de un miserable” me encantó. Desde mi punto de vista, está muy bien narrado, me gustan las comparaciones: “Los días para Omar pasaban como páginas de un libro viejo” y “se quedó mirando los billetes como un perro mira la comida de su dueño”. Siento que son una manera interesante y creativa de contar algo. Además, la reflexión o idea que escribiste al principio acerca de la suerte, la mantuviste durante toda la historia y eso también es algo que debo destacar. Escribís lo justo y necesario, los detalles no abundan en tus textos. Me gusta tu manera de escribir ya que siempre seguís un mismo estilo y te mostras fiel a tu criterio.

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